4 Y como voy a matar tanto a justos como a perversos, el filo de mi espada acabará con todos, de norte a sur.
5 Entonces todos sabrán que yo, el SEÑOR, he desenfundado mi espada y no la enfundaré más”.
6 »Ahora tú, hijo de hombre, públicamente y delante de todos, llora amargamente y con el corazón lleno de angustia.
7 Cuando te pregunten por qué lloras así, diles que es por un mensaje que recibiste, el cual hará que a todos se les derrita el corazón, que sus manos pierdan las fuerzas, que se desanimen y que se orinen del susto. Todo eso está a punto de suceder, ya llega el momento. El Señor DIOS lo ha dicho».
8 Entonces el SEÑOR me dijo:
9 «Hijo de hombre, profetiza y di que así dice el Señor: »Se ha afilado la espada, y también se le ha pulido.
10 He afilado una espada para matar. La pulí para que brille como un rayo. Hijo mío, despreciaste la vara que usé para castigarte. No quisiste recibir tus golpes con los golpes de una rama.