2 «Hijo de hombre, había una vez dos mujeres, hijas de una misma mamá,
3 que cuando eran jóvenes se prostituyeron con los egipcios, perdiendo su virginidad.
4 La mayor se llamaba Aholá, y la menor, Aholibá. Las hice mis esposas y me dieron hijos e hijas. Aholá representa a Samaria y Aholibá a Jerusalén.
5 Luego Aholá se comportó como una prostituta y me fue infiel, yendo tras sus amantes de Asiria.
6 Eran generales vestidos con sus uniformes púrpura, gobernantes y oficiales, todos de lo mejor de la caballería y de los jinetes.
7 Así, Aholá se entregó a lo mejor de los asirios, a quien quiso, y se contaminó con sus repugnantes ídolos.
8 No dejó la prostitución que había empezado en Egipto, desde que dormían con ella en su juventud. Ella se ha acostado con muchos, que le acariciaron sus pechos virginales y descargaron su pasión en ella.