4 Por lo tanto, escuchen el mensaje del Señor DIOS, montes de Israel. El Señor DIOS les habla a los montes y colinas, a los barrancos y los valles, a las ruinas asoladas, a las ciudades abandonadas que las naciones vecinas han saqueado y arrasado.
5 Por eso así dice el Señor DIOS: con mi celo más ardiente, me declaro en contra del resto de las naciones y de todo el país de Edom, el cual se apoderó de mi tierra con profundo desprecio, tomó posesión de ella y la usó como pasto para los animales.
6 »Por lo tanto, profetiza sobre la tierra de Israel y diles a los montes y colinas, a los barrancos y los valles, que así dice el Señor DIOS: Mira, por haber soportado humillaciones de otras naciones, ¡ahora yo hablo con todo mi celo y enojo!
7 Por lo tanto, así dice el Señor DIOS: Levanto mi mano para jurar que las naciones que te rodean serán humilladas como ellas humillaron a Israel.
8 Y ahora, montes de Israel, en ti crecerán árboles que producirán fruto para mi pueblo, Israel, y pronto estarán aquí.
9 Porque yo estoy con ustedes. Les pondré todo mi atención y serán cultivadas y sembradas.
10 Las cubriré con todo el pueblo de Israel. Sus ciudades serán pobladas de nuevo y sus ruinas serán reconstruidas.