7 Habitantes del país, ha llegado el desastre. Ya llegó la hora, el día está cerca. Se armó la guerra, no es sonido de cosecha el que se oye en las montañas.
8 Pronto derramaré mi furia contra ti y descargaré mi enojo contra ti. Te juzgaré por tu conducta y te pediré cuentas por tus acciones abominables.
9 Al verlos así, no los salvaré ni les tendré compasión. Te daré tu merecido y te pudrirás por tus horribles actos de manera que sabrás que yo, el SEÑOR, te herí.
10 »Ya llegó el día, llega el desastre. Germina y brota un tallo; florece la arrogancia.
11 Crece la violencia hasta ser como bastón de maldad. Cuando termine el desastre, no quedará ninguno de ellos, ni de la gente común ni de los ricos. No habrá diferencia.
12 Ha llegado la hora, les toca el día. Que no se alegre el que compra ni se entristezca el que vende, porque la ira de Dios se desatará contra todos, y el vendedor no podrá regresar a la tierra que vendió.
13 El vendedor no volverá a su propiedad, aunque el vendedor y el comprador estén vivos. La visión es para todo el pueblo; no será anulada. No se mantendrá firme ninguno que practique el pecado.