28 Después Rebeca corrió a contarle todo esto a su familia.
29 Ella tenía un hermano llamado Labán, quien corrió afuera hacia el hombre que estaba junto a la fuente.
30 Rebeca contó todo lo que le había dicho ese hombre, y Labán la estaba oyendo. Cuando Labán vio el anillo y los brazaletes que llevaba su hermana en los brazos, se acercó al hombre que estaba de pie junto a la fuente, al lado de sus camellos,
31 y le dijo: —Ven, bendito del SEÑOR, ¿qué haces parado ahí afuera? Te he preparado alojamiento y un lugar para tus camellos.
32 Entonces, el siervo de Abraham entró en la casa. Labán descargó los camellos y les dio paja y forraje. Después le dio agua para que él y los hombres que estaban con él se lavaran los pies.
33 Luego Labán le sirvió comida al siervo de Abraham, pero él dijo: —No voy a comer nada hasta que diga lo que tengo que decir. Entonces Labán dijo: —Dime.
34 El siervo dijo: —Yo soy el siervo de Abraham.