18 Jamor y su hijo Siquén consideraron razonable lo que les habían pedido.
19 Siquén no dudó en hacer lo que le habían pedido porque amaba a la hija de Jacob. Siquén era el hombre más respetado de su familia.
20 Jamor y su hijo Siquén fueron a la entrada del pueblo y les dijeron a los habitantes:
21 —Estos hombres son nuestros amigos. Déjenlos quedarse a vivir y hacer negocios aquí. Miren, hay bastante espacio para ellos. Tomemos a sus hijas para casarnos y démosles nuestras hijas para que se casen.
22 Sólo con esta condición ellos van a aceptar quedarse a vivir con nosotros y convertirnos en un solo pueblo: Así como ellos están circuncidados, todo hombre entre nosotros debe hacerse la circuncisión.
23 Sus propiedades, su ganado y todos sus animales serán nuestros. Sólo aceptemos lo que nos piden para que se queden a vivir con nosotros.
24 Todos los habitantes de la ciudad estuvieron de acuerdo con Jamor y su hijo Siquén. Entonces todos ellos se hicieron la circuncisión.