9 Onán sabía que el hijo no iba a ser suyo y entonces, cada vez que tenía relaciones sexuales con la esposa de su hermano, desperdiciaba su semen derramándolo en el suelo, para así no darle hijos a su hermano.
10 Eso que él hizo no le agradó al SEÑOR, y por esa razón también hizo que se muriera.
11 Entonces Judá le dijo a su nuera Tamar: —Vuelve a la casa de tu papá y no te cases hasta que crezca mi hijo Selá. Judá temía que Selá también muriera como sus hermanos. Tamar se fue a vivir a la casa del papá de ella.
12 Después de un largo tiempo, la esposa de Judá, la hija de Súa, murió. Después de que Judá terminó el luto, él y su amigo Hirá el adulamita fueron a Timnat donde vivían los hombres que trasquilaban a sus ovejas.
13 Alguien le dijo a Tamar: «Mira, tu suegro va a ir a Timnat a trasquilar a sus ovejas».
14 Entonces ella se quitó sus vestidos de viuda, se cubrió con un velo y se sentó en la entrada de Enayin, que quedaba en el camino a Timnat. Tamar sabía que Selá ya había crecido y que a ella aún no le habían permitido casarse con él.
15 Cuando Judá la vio, pensó que era una prostituta porque tenía la cara cubierta.