3 Los ricos mandan a sus siervos por agua, pero ellos van a las fuentes y no la encuentran. Regresan con sus vasijas vacías, se sienten avergonzados y humillados se cubren la cabeza.
4 Nadie trabaja la tierra para cosechar porque no ha llovido en el país; los campesinos avergonzados se cubren la cabeza.
5 Hasta los venados en el campo tienen sus crías y luego las abandonan porque no hay pastos.
6 Los animales salvajes se paran sobre los lugares desolados; olfatean el aire como lobos, pero sus ojos se cierran porque ya no hay pasto que comer».
7 SEÑOR, sabemos que nuestros pecados nos condenan, pero haz algo para ayudarnos por tu propio honor. Nos hemos alejado de ti muchas veces y hemos pecado contra ti.
8 Tú eres la esperanza de Israel, su salvador en tiempos de dificultad, ¿por qué ahora pareces un extraño en el país, un viajero que sólo viene a pasar la noche?
9 ¿Por qué pareces como tomado por sorpresa, como un guerrero incapaz de ayudar? SEÑOR, tú estás aquí con nosotros, se nos conoce como tu pueblo, así que no nos abandones.