5 Hasta los venados en el campo tienen sus crías y luego las abandonan porque no hay pastos.
6 Los animales salvajes se paran sobre los lugares desolados; olfatean el aire como lobos, pero sus ojos se cierran porque ya no hay pasto que comer».
7 SEÑOR, sabemos que nuestros pecados nos condenan, pero haz algo para ayudarnos por tu propio honor. Nos hemos alejado de ti muchas veces y hemos pecado contra ti.
8 Tú eres la esperanza de Israel, su salvador en tiempos de dificultad, ¿por qué ahora pareces un extraño en el país, un viajero que sólo viene a pasar la noche?
9 ¿Por qué pareces como tomado por sorpresa, como un guerrero incapaz de ayudar? SEÑOR, tú estás aquí con nosotros, se nos conoce como tu pueblo, así que no nos abandones.
10 Esto dice el SEÑOR acerca de este pueblo: «¡Cómo les gusta vagar! No dejan descansar a sus pies. Por eso el SEÑOR no los quiere. Ahora va a recordar su maldad y los castigará por sus pecados».
11 Luego el SEÑOR me dijo: «Jeremías, no ores por el bienestar de este pueblo.