4 Por culpa tuya, perderás lo que te di como herencia. Te convertiré en esclava de tus enemigos en un país que ni conoces, porque has hecho encender mi ira como un fuego que arderá para siempre».
5 Esto dice el SEÑOR: «Maldito el ser humano que confía en su semejante; el que se apoya en otros seres humanos mientras se aparta del SEÑOR.
6 Será como un arbusto en el desierto que no experimentará la llegada del bien, pues está plantado en la sequedad del desierto; tierra árida, donde no vive nadie.
7 »Bendito el ser humano que confía en el SEÑOR. El SEÑOR será su confianza.
8 Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente y no teme cuando llega el calor. No se preocupa en época de sequía y nunca deja de dar fruto.
9 »No hay nada más engañoso que el corazón; no tiene remedio. ¿Quién lo entiende?
10 Yo, el SEÑOR, que examino los pensamientos y escudriño las intenciones del corazón; para darle su merecido a cada uno, la cosecha de las acciones que sembró».