20 pero tú me has sido infiel como una mujer engaña a su marido». Lo dice el SEÑOR.
21 Se escuchan voces en las colinas desoladas, es el llanto y las súplicas de los israelitas. Ellos se corrompieron, se han olvidado del SEÑOR su Dios.
22 «Regresen, hijos rebeldes, que yo perdonaré su infidelidad». «A ti regresamos porque tú eres el SEÑOR nuestro Dios.
23 En realidad las colinas son un fraude y el escándalo que se hace sobre los montes no sirve para nada. La salvación de Israel se encuentra en el SEÑOR nuestro Dios.
24 La vergonzosa idolatría nos ha robado todo aquello de lo que nuestros antepasados se sentían tan orgullosos: sus ovejas, su ganado, sus hijos e hijas.
25 Que nuestra vergüenza nos haga humillarnos cubiertos por nuestra desgracia por haber pecado contra el SEÑOR nuestro Dios, nosotros y nuestros antepasados, desde nuestra juventud hasta el día de hoy no hemos obedecido la voz del SEÑOR nuestro Dios».