22 Era el noveno mes y por eso el rey estaba en su casa de invierno, sentado frente a un brasero.
23 Una vez que Yehudi leía tres o cuatro columnas del rollo, el rey cortaba esa sección del rollo con un estilete de escriba y la echaba al fuego del brasero. Así continuó hasta que quemó todo el rollo.
24 Ni el rey ni sus funcionarios tuvieron temor ni rasgaron sus vestiduras.
25 Elnatán, Delaías y Guemarías le rogaron al rey que no quemara el rollo, pero él no les hizo caso.
26 El rey mandó a su hijo Jeramel, a Seraías hijo de Azriel, y a Selemías hijo de Abdel para que arrestaran a Baruc el escriba y al profeta Jeremías, pero el SEÑOR los había escondido.
27 Después de que el rey quemó el rollo con las palabras que Jeremías le había dictado a Baruc, el SEÑOR le dijo a Jeremías:
28 «Toma otro rollo y escribe en él el mismo mensaje que escribiste en el primer rollo que quemó Joacim, rey de Judá.