10 El rey le ordenó al etíope Ebedmélec lo siguiente: —Lleva a tres hombres que estén a tu cargo y saca al profeta Jeremías de la cisterna antes de que se muera.
11 Así lo hizo Ebedmélec, y fue al depósito de ropa del palacio y sacó telas y trapos viejos, los cuales bajó a la cisterna por medio de sogas para sacar a Jeremías.
12 Entonces el etíope Ebedmélec le dijo a Jeremías: —Coloca los trapos debajo de tus axilas, entre las sogas y tu piel. Y así lo hizo Jeremías.
13 Los hombres tiraron de las sogas y lo sacaron de la cisterna. Entonces Jeremías se quedó en el patio de la prisión.
14 El rey Sedequías mandó traer al profeta Jeremías para que se presentara ante él, a la tercera puerta del templo del SEÑOR. El rey le dijo allí a Jeremías: —Quiero hacerte una pregunta y espero que no me ocultes nada.
15 Entonces Jeremías le respondió a Sedequías: —Si respondo a la pregunta de Su Majestad, lo más seguro es que me mande matar, y si le doy mi consejo, no me hará caso.
16 El rey Sedequías le juró en secreto a Jeremías esto: «Juro por el SEÑOR que nos creó y nos dio vida que no te mataré y que no te entregaré en manos de esos hombres que quieren matarte».