23 »Todas las mujeres y los hijos de Su Majestad serán entregados a los babilonios, y Su Majestad no podrá escapar de ellos, sino que caerá en manos del rey de Babilonia y esta ciudad será incendiada.
24 Entonces Sedequías le dijo a Jeremías: —Si aprecias en algo tu vida, no comentes con nadie esta conversación.
25 Si los funcionarios se enteran de que he hablado contigo y te preguntan: “¿Qué le dijiste al rey?, no nos ocultes nada y no te mataremos”,
26 tú les dirás: “Le estaba suplicando al rey que no me devolviera a la casa de Jonatán para no morir allí”.
27 Efectivamente, los funcionarios fueron a interrogar a Jeremías y él les respondió tal como el rey le había indicado. Así lo dejaron en paz, porque nadie había escuchado la conversación.
28 Y Jeremías permaneció en el patio de la prisión hasta el día en que los babilonios la capturaron.