5 »Díganle esto a la gente de Judá y hagan que los habitantes de Jerusalén lo escuchen: Toquen la trompeta, griten fuerte y digan: “Reúnanse todos y vayan a las ciudades amuralladas”.
6 Levanten una bandera para advertir a Sion que el desastre está cerca. Corran a buscar refugio, no pierdan tiempo. Desde el norte voy a traer desastre y gran destrucción.
7 Un león ha salido de su cueva y el destructor de las naciones está en camino; ha dejado su hogar para ir a destruir tu tierra; tus ciudades se convertirán en un montón de ruinas desoladas.
8 Vístanse con sus túnicas de duelo y lamenten su pena, pues la ardiente furia del SEÑOR no se ha apartado de nosotros.
9 Cuando eso suceda, dice el SEÑOR, el rey y sus comandantes perderán su valor, los sacerdotes se aterrorizarán y los profetas quedarán asombrados».
10 Entonces yo dije: «¡Esto es terrible, Señor DIOS! Tú has engañado a Judá y a Jerusalén diciéndoles que estarían bien cuando en realidad tenían una espada en la garganta».
11 En ese momento se les dirá a este pueblo y a Jerusalén: «Un viento que quema sopla desde las colinas en el desierto y marcha en contra de mi querido pueblo. No es el viento que ayuda a separar el grano de la paja,