1 «Recorran las calles de Jerusalén y observen con cuidado lo que sucede allí. Busquen por todas las plazas a ver si encuentran a alguien que haga justicia y que busque la verdad. Si lo encuentran, perdonaré a Jerusalén.
2 Aunque juren en el nombre del SEÑOR serme fieles, no cumplen lo que prometen».
3 SEÑOR, lo que tú buscas es que tu pueblo sea fiel, Les diste una bofetada, pero no sintieron nada. Los hiciste picadillo, pero no aceptaron la disciplina. Son más tercos que una roca; se niegan a cambiar su manera de pensar y de vivir.
4 Entonces me dije: «Esos son sólo los pobres e ignorantes, por eso actúan así. No conocen el camino del SEÑOR ni lo que Dios ha ordenado.
5 Iré entonces a la gente rica e importante y les hablaré. De seguro ellos conocen el camino del SEÑOR y lo que él ha ordenado». Pero todos ellos también habían quebrado el yugo y roto las ataduras.
6 Por eso los atacará el león de la selva; el lobo del desierto los destruirá. Un leopardo acecha sus ciudades y destrozará a todo el que salga de ellas. Esto sucederá porque han cometido muchos crímenes y rebeliones.
7 «¿Por qué tengo que perdonarte? Tus hijos me han abandonado y juran por dioses que no existen. Les di todo lo que necesitaban, pero ellos me fueron infieles. Todos en tropel se fueron a la casa de las prostitutas.