1 »El SEÑOR dice: En ese momento sacarán de sus tumbas los huesos de los reyes y de los gobernantes, de los sacerdotes y de los profetas, y de los habitantes de Jerusalén.
2 Los dejarán expuestos al sol, la luna y las estrellas, a los que ellos amaron, sirvieron, consultaron y adoraron. Nadie recogerá esos huesos para enterrarlos, así que quedarán como estiércol sobre la faz de la tierra.
3 El resto que sobreviva de esta perversa nación, en todo lugar a donde yo los haya esparcido, preferirá la muerte a la vida». Es la decisión del SEÑOR Todopoderoso.
4 «Pero tú les dirás que esto dice el SEÑOR: »Los que caen, ¿acaso no se levantan? El que se desvía, ¿acaso no vuelve al camino?
5 Entonces, ¿por qué este pueblo sigue alejándose de mí? ¿Por qué Jerusalén siempre está alejándose de mí? Se creen sus propias mentiras; no quieren volver a mí.