7 Hasta la cigüeña en el cielo conoce sus estaciones; la tórtola, la golondrina y la grulla saben cuándo es hora de emigrar. Pero mi pueblo no presta atención a la ley del SEÑOR.
8 »¿Cómo es que ustedes dicen: “Tenemos las enseñanzas del SEÑOR así que somos sabios”? Pero en verdad los escribas mentirosos han distorsionado su significado.
9 Pero esos sabios quedarán en ridículo, acobardados y atrapados. Ellos han rechazado las enseñanzas del SEÑOR, entonces, ¿qué sabiduría es esa?
10 Por eso, les daré sus esposas a otros hombres, y sus tierras a otros dueños. Porque desde el más chico hasta el más grande andan viendo a ver qué se roban. Los profetas y los sacerdotes son todos unos estafadores.
11 Porque curan las heridas de mi pueblo de manera superficial, y dicen: “Todo quedará en paz, tranquilos”, cuando en realidad todo está mal.
12 ¿Acaso les ha dado vergüenza por las cosas horrendas que han hecho? No les ha dado vergüenza de nada, ni siquiera saben lo que es avergonzarse. Por eso caerán junto con todos los demás; cuando castigue a los otros, ellos también caerán». Es la decisión del SEÑOR.
13 Esto dice el SEÑOR: «Les quitaré sus cosechas, no habrá uvas en los viñedos, ni higos en la higuera; hasta las hojas se secarán. Lo que les he dado desaparecerá de sus manos.