9 Jonás les respondió: —Soy hebreo y adoro al SEÑOR, Dios del cielo, creador del mar y de la tierra.
10 Entonces los hombres se asustaron mucho y le preguntaron: —¿Qué es lo que has hecho? Pues sabían que estaba huyendo de la presencia del SEÑOR porque Jonás se lo había contado.
11 Como la tormenta era cada vez más fuerte, le preguntaron a Jonás: —¿Qué debemos hacer contigo para calmar el mar?
12 —Agárrenme y échenme al mar, y la tormenta se calmará. Yo sé que esta terrible tormenta cayó sobre ustedes por culpa mía.
13 Los marineros empezaron a remar con todas sus fuerzas con la esperanza de llegar a tierra firme, pero no lo lograron porque el mar se ponía cada vez más violento y se volvía en contra de ellos.
14 Entonces clamaron así al SEÑOR: «SEÑOR, no nos hagas morir por quitarle la vida a este hombre. No nos culpes por matar a un inocente, porque tú eres el SEÑOR y actúas como bien te parece».
15 Así pues, agarraron a Jonás, lo lanzaron al mar y el mar se calmó.