5 La gente de Nínive le creyó a Dios, anunciaron ayuno y desde el más importante hasta el más humilde se vistieron con ropa áspera.
6 Cuando el rey de Nínive se enteró de la noticia, se levantó del trono, se quitó sus vestidos reales, se puso ropa áspera y se sentó sobre cenizas.
7 Entonces el rey dio a conocer esta orden a todo el pueblo: «Por orden del rey y sus altos funcionarios: »Ninguna persona o animal, ni ganado ni rebaño, probará alimento alguno, ni pastará ni tomará agua.
8 Al contrario, que se cubran todos, hombres y animales, con ropa áspera. Rueguen a Dios con todas sus fuerzas. Deje cada uno su mala conducta y abandone la violencia que ha estado cometiendo.
9 ¡Quién sabe! Tal vez Dios cambie de parecer, calme el ardor de su ira y así no tengamos que morir».
10 Dios vio lo que hicieron, se dio cuenta que dejaban su mala conducta, entonces cambió de parecer respecto al castigo que les tenía preparado y no lo llevó a cabo.