17 Pues el SEÑOR nuestro Dios es el que nos trajo a nosotros y a nuestros antepasados de la tierra de Egipto donde éramos esclavos, y él es quien hizo esos grandes milagros ante nuestros ojos. Él nos protegió por todo nuestro viaje y a través de todas las naciones por cuyas tierras atravesamos.
18 El SEÑOR expulsó ante nuestros ojos a todos los pueblos y a los amorreos que vivían en la tierra. También serviremos al SEÑOR, porque él es nuestro Dios.
19 Entonces Josué le dijo a la gente: —Ustedes no podrán servir al SEÑOR, pues él es un Dios santo. Él es un Dios celoso. Él no perdonará sus rebeliones y sus pecados.
20 Si ustedes abandonan al SEÑOR y sirven a dioses distintos, entonces él se volverá contra ustedes y les traerá desastres y los destruirá, aún cuando ya los ha hecho prósperos.
21 Entonces el pueblo le dijo a Josué: —¡No! ¡Nosotros serviremos al SEÑOR!
22 Entonces Josué dijo al pueblo: —Observen a toda esta gente y obsérvense ustedes mismos. Todos ustedes ya saben y están de acuerdo que han decidido servir al SEÑOR, ¿cierto? Ustedes mismos son sus propios testigos, ¿verdad? Y ellos dijeron: —Somos testigos.
23 Así que Josué dijo: —Ahora quiten los otros dioses de entre ustedes y vuélvanse de todo corazón al SEÑOR, el Dios de Israel.