17 La ciudad y todo lo que hay en ella debe ser consagrado a la destrucción por orden del SEÑOR. Sólo quedarán vivos Rajab, la prostituta, y todos los que están con ella en la casa, porque ella escondió a los mensajeros que enviamos.
18 Pero cuídense de no tocar ni llevarse nada de lo que ha sido consagrado a la destrucción, porque entonces por culpa de ustedes Dios consagrará a la destrucción al campamento de Israel y lo castigará.
19 También pertenecen únicamente al SEÑOR toda la plata, el oro y objetos de bronce y de hierro, e irán a la tesorería del SEÑOR.
20 Entonces la gente gritó, y los sacerdotes tocaron las trompetas. Tan pronto como el pueblo escuchó el toque de trompeta prolongado, todos dieron un fuerte grito, y la muralla se derrumbó. Entonces, desde donde se encontraba, cada soldado subió directamente contra la ciudad, y la capturaron.
21 Mataron con la espada a todos en la ciudad, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, ganado, rebaños y burros.
22 Josué les dijo a los dos hombres que habían espiado la tierra: «Entren a la casa de la prostituta y saquen a la mujer y a toda su familia, tal como lo juraron».
23 Así que los dos hombres que habían sido espías fueron y sacaron a Rajab, al papá, a la mamá, a los hermanos y a todos los parientes de ella y los pusieron afuera del campamento de Israel.