24 Con seguridad que puedes vivir en la tierra que te ha dado tu dios Quemós. De igual forma, nosotros vamos a vivir en la tierra que el SEÑOR nuestro Dios nos ha dado.
25 ¿Acaso eres mejor que Balac, el hijo de Zipor? Él era el rey de Moab y nunca fue a pelear ni a discutir con los israelitas.
26 Los israelitas han vivido en Hesbón y en los pueblos a orillas del río Arnón durante trescientos años. ¿Por qué en todo ese tiempo no han tratado de recuperar las tierras?
27 Israel no te ha hecho ningún mal, pero tú te estás portando muy mal con los israelitas. Que el SEÑOR, que es el único juez de verdad, decida si los que tienen razón son los israelitas o los amonitas».
28 Pero el rey de los amonitas no hizo caso del mensaje de Jefté.
29 Jefté, lleno del Espíritu del SEÑOR, recorrió Galaad y Manasés. En Galaad pasó por la ciudad de Mizpa y de allí fue a la tierra de los amonitas.
30 Jefté hizo una promesa al SEÑOR, diciéndole: «Si me ayudas a vencer a los amonitas, entonces al regresar victorioso te haré una ofrenda.