3 El muchacho le devolvió las monedas a la mujer y ella dijo: —Estas monedas de plata serán para una ofrenda al SEÑOR. Voy a entregarle las monedas a mi hijo para que él construya una estatua y la cubra con plata. Así que, hijo mío, te regreso las monedas.
4 Pero Micaías le devolvió las monedas de plata a su mamá y ella tomó doscientos monedas y se las llevó al fundidor para que hiciera una estatua tallada y cubierta de plata. Cuando la estatua estuvo lista, la llevaron a la casa de Micaías,
5 quien tenía un sitio sagrado en su casa para adorar ídolos. Micaías hizo un efod y algunos dioses para su casa, y nombró sacerdote a uno de sus hijos.
6 En ese tiempo el pueblo de Israel no tenía rey, por lo que cada uno hacía lo que mejor le parecía.
7 Había un joven levita que era de la ciudad de Belén de Judá y había estado viviendo entre la tribu de Judá.
8 Este joven salió de Belén de Judá buscando un sitio donde vivir. Cuando estaba viajando, subió al monte de Efraín y llegó hasta la casa de Micaías.
9 Micaías le preguntó: —¿De dónde vienes? El joven respondió: —Vengo de Belén de Judá, soy levita y estoy buscando un sitio donde vivir.