14 Allí, los cinco hombres que habían estado explorando antes dijeron a los demás: —En una de estas casas hay un efod, algunos dioses caseros, una estatua tallada y una estatua cubierta de plata. Ya saben lo que hay que hacer, vayan por todo eso.
15 Entonces fueron hasta la casa de Micaías. Allí estaba el joven levita y lo saludaron.
16 Los seiscientos soldados de Dan se quedaron en la entrada. Todos los hombres estaban armados y listos para atacar.
17 El sacerdote se quedó en la entrada con los seiscientos soldados.
18 Los otros cinco hombres entraron en la casa y sacaron el efod, los dioses, la estatua tallada y la cubierta de plata. Cuando el sacerdote los vio, gritó: —¿Qué están haciendo?
19 Los cinco hombres dijeron: —¡Cállate! No digas una sola palabra y ven con nosotros, queremos que seas nuestro padre y nuestro sacerdote. ¿No te parece mejor ser el sacerdote de toda una tribu de Israel que de la familia de un solo hombre?
20 El sacerdote se alegró, tomó el efod, los dioses y las estatuas, y se fue con los soldados de Dan.