20 Entonces, los ancianos líderes hablaron con los hombres de Benjamín sobre la idea y dijeron: «¡Escóndanse en los viñedos y estén atentos!
21 Esperen a que salgan al baile las mujeres de Siló y luego salgan ustedes. Cada uno puede tomar una mujer y llevarla al territorio de Benjamín para casarse con ella.
22 Los padres o los hermanos de esas mujeres vendrán a quejarse con nosotros pero les diremos: “¡Tengan piedad con los hombres de Benjamín, permítanles casarse con esas mujeres! Durante la guerra no pudimos conseguir esposas para cada uno de ellos y como ustedes no les entregaron voluntariamente las mujeres, ustedes no rompieron su promesa”».
23 Los hombres de Benjamín siguieron el consejo de los ancianos. Cada uno se casó con una de las bailarinas y se quedaron viviendo allí.
24 Después, cada uno de los hombres de Israel regresó a su respectiva familia y a su respectivo hogar.
25 En ese tiempo Israel no tenía rey y cada uno hacía lo que mejor le parecía.