30 Entonces algunos hombres del pueblo se acercaron a Joás y le dijeron: —Tu hijo destruyó el altar de Baal y el poste de Aserá que estaba al lado. Trae a tu hijo porque tiene que morir.
31 Entonces Joás les dijo a todos los que estaban allí: —¿Van a defender a Baal y a pelear a favor de él? ¿Van a rescatarlo? Si alguien está a favor de Baal, que muera antes del amanecer. Si Baal es un Dios de verdad, que él mismo se defienda porque alguien ha destruido su altar.
32 Joás dijo: «Si Gedeón destruyó el altar de Baal, entonces que Baal se enfrente con él». Y ese mismo día Joás le dio otro nombre a su hijo. Lo llamó Yerubaal.
33 Los madianitas, los amalecitas y la gente del oriente se reunieron, cruzaron el río Jordán y acamparon en el valle de Jezrel.
34 Pero el Espíritu del SEÑOR entró en Gedeón y le dio mucho poder. Gedeón tocó una trompeta para llamar a los del grupo de Abiezer.
35 También envió mensajeros por todas partes para que llamaran a las tribus de Manasés, Aser, Zabulón y Neftalí. A todos los mandó llamar para que se reunieran con él y pelearan juntos.
36 Luego Gedeón le dijo a Dios: «Tú dijiste que me ayudarías a salvar al pueblo de Israel. ¡Dame una prueba!