13 Él envió fuego desde arriba y lo hizo penetrar hasta mis huesos. Él tendió una red para atraparme y me hizo caer. Me convirtió en una tierra desolada y me hizo estar enferma todo el día.
14 La mano del Señor tejió todos mis pecados y los convirtió en un yugo. Ese yugo fue colocado en mi cuello y se llevó toda mi fuerza. El Señor me puso bajo el dominio de gente más fuerte que yo.
15 El Señor rechazó a todos los guerreros que había en mi ciudad. Reunió a un ejército en mi contra para que destruyera a mis jóvenes soldados. El Señor pisoteó a la hija virgen de Judá como se pisan las uvas para hacer vino.
16 Por todo eso es que lloro; las lágrimas ruedan por mis mejillas porque lejos está de mí quien me consuele. Lejos está de mí quien pueda darme fuerza de nuevo. Mis hijos quedaron abandonados porque sus enemigos los derrotaron.
17 Sion grita pidiendo ayuda, pero no hay quien la consuele. El SEÑOR ordenó a los vecinos de Jacob que se convirtieran en sus enemigos. Jerusalén se ha vuelto impura entre las naciones enemigas.
18 El SEÑOR es justo al castigarme porque lo he desobedecido. Escuchen todos en la tierra y vean mi dolor. Mis hombres y mujeres jóvenes han sido llevados prisioneros.
19 Llamé a los que me amaban, pero ellos me traicionaron. Mis sacerdotes y ancianos líderes murieron en la ciudad buscando comida para poder sobrevivir.