8 »Pero si el que hizo la promesa es muy pobre para pagar el precio establecido, entonces irá a presentarse al sacerdote y él determinará el precio equivalente, de acuerdo a lo que pueda pagar el que hizo la promesa.
9 »En cuanto a los animales que se ofrezcan al SEÑOR, todo animal que se traiga para el SEÑOR queda consagrado.
10 El que haya hecho la promesa no puede cambiarlo por otro animal, ya sea mejor o peor; y si lo hace, ambos animales quedarán consagrados.
11 Si se trata de un animal impuro que no se puede ofrecer al SEÑOR, entonces la persona deberá presentar el animal al sacerdote.
12 Y, bien o mal, él fijará el precio y se aceptará sin discusión.
13 Si la persona desea comprarlo de nuevo, entonces deberá pagar lo que vale el animal, más una quinta parte del precio fijado.
14 »Si alguien consagra su casa al SEÑOR, el sacerdote fijará el precio de acuerdo al estado en que se encuentre la casa, y ese será el precio establecido.