23 En esos días también me di cuenta que algunos judíos se habían casado con mujeres de Asdod, Amón y Moab.
24 La mitad de los hijos de esos matrimonios no hablaban el idioma de Judá sino el idioma de Asdod, Amón o Moab.
25 Por eso los reprendí, los maldije y hasta golpeé a algunos de sus hombres y les arranqué el cabello. Les hice prometer en el nombre de Dios que sus hijas no se casarían con los hijos de esa gente de otros pueblos y que las hijas de esa gente no se casarían con sus hijos.
26 Les dije que se acordaran del rey Salomón. Entre todas las naciones nunca hubo un rey como él. Dios lo había elegido como soberano de Israel, pero mujeres extranjeras hicieron que él pecara.
27 Les dije que no estaban siendo fieles a Dios por estar cometiendo nuevamente el mismo pecado.
28 Uno de los hijos de Joyadá hijo de Eliasib, el sumo sacerdote, era yerno de Sambalat el horonita, así que lo obligué a salir del lugar y a huir.
29 Dios mío, ten presente a esa gente y dales su castigo porque contaminaron el sacerdocio y no cumplieron el pacto que habían hecho con los sacerdotes y los levitas.