2 Entonces el sacerdote Esdras llevó el libro de la ley ante la multitud que estaba compuesta por hombres y mujeres capaces de escuchar y entender. Era el primer día del séptimo mes del año.
3 Desde el amanecer hasta el mediodía, Esdras leyó el libro de la ley en la plaza frente a la puerta de las Aguas. Todos los hombres y mujeres que escuchaban prestaron mucha atención a la lectura del libro.
4 El maestro Esdras se ubicó en una torre de madera hecha especialmente para la ocasión. A su derecha estaban Matatías, Semá, Anías, Urías, Jilquías, y Maseías. A su lado izquierdo estaban Pedaías, Misael, Malquías, Jasún, Jasbadana, Zacarías y Mesulán.
5 Esdras abrió el libro ante los ojos de todos, ya que él estaba parado sobre una torre. Cuando abrió el libro, todos se pusieron de pie.
6 Esdras bendijo al SEÑOR, el gran Dios y todos con las manos levantadas respondieron: «Así sea, así sea». Todos se postraron rostro en tierra y alabaron al SEÑOR.
7 Los levitas Jesúa, Baní, Serebías, Jamín, Acub, Sabetay, Hodías, Maseías, Quelitá, Azarías, Jozabed, Janán y Pelaías enseñaron la ley al pueblo, que permanecía de pie junto a ellos.
8 Ellos leyeron el libro de la ley de Dios y explicaron parte por parte lo que significaba para que todos pudieran entender.