25 La burra vio al ángel del SEÑOR y se recostó contra el muro oprimiendo la pierna de Balán, entonces él la golpeó de nuevo.
26 El ángel del SEÑOR se adelantó de nuevo y se paró en un sitio angosto, sin dejar espacio ni a la izquierda ni a la derecha.
27 Cuando la burra vio al ángel del SEÑOR se echó al suelo, entonces Balán se enojó y la golpeó con su vara.
28 Entonces el SEÑOR hizo que la burra hablara y ella le dijo a Balán: —¿Qué te he hecho para que me golpees tres veces de esa manera?
29 Balán le dijo a la burra: —Te has estado burlando de mí y si tuviera una espada, te mataría ahora mismo.
30 La burra le dijo a Balán: —¿Acaso no soy la burra que toda tu vida has montado hasta el día de hoy? ¿Suelo actuar de esta manera? —No —respondió Balán.
31 El SEÑOR permitió que Balán pudiera ver al ángel del SEÑOR, que estaba de pie en el camino y espada en mano. Balán se inclinó y se postró rostro en tierra.