1 Israel era como una viña reverdecida que producía mucho fruto. Pero entre más frutos daba, más altares construía para los dioses falsos. Cuanto mejor se volvía la tierra, mejores monumentos hacía para honrar a sus dioses.
2 Su corazón era engañoso, así que ahora debe pagar por sus culpas. Dios destruirá sus altares, y hará pedazos sus monumentos de piedra.
3 Entonces ellos dirán: «No tenemos un rey y no honramos al SEÑOR, así que su rey no podrá hacernos nada».
4 Hacen promesas, falsos juramentos y pactos que no cumplen. Sus jueces son como hierba venenosa que crece en los cultivos.
5 La gente de Samaria adora a los becerros en Bet Avén. Su pueblo y sus sacerdotes llorarán amargamente y sufrirán en agonía porque su becerro será llevado a otras tierras, lejos de ellos.
6 Será llevado a Asiria como un regalo para el gran rey. Efraín sentirá vergüenza; Israel se avergonzará de su ídolo.
7 El dios falso de Samaria será destruido. Será como una ramita flotando en la superficie del agua.