4 No ofrecerán vino al SEÑOR ni le presentarán sus sacrificios. Sus sacrificios serán como pan ofrecido en un funeral, que vuelve impuro a todo el que lo come. Su pan sólo le servirá para calmar el hambre, pero no entrará en la casa del SEÑOR.
5 ¿Qué harán cuando llegue el festival, el día de la fiesta del SEÑOR?
6 Los israelitas huirán de la ruina, Egipto los reunirá a todos y Menfis los enterrará. Sus tesoros de plata se llenarán de ortigas y en sus carpas crecerán espinas.
7 «Israel, te llegó la hora de ajustar cuentas por tu gran culpa». Pero los israelitas dicen: «El profeta es un tonto. Este hombre lleno del Espíritu está loco». El profeta dice: «Serán castigados por sus graves pecados y por su gran odio».
8 Dios y el profeta son como los guardias de Efraín. Pero todos sus caminos están llenos de trampas y todos odian al profeta aun en la casa de su Dios.
9 Los israelitas están completamente arruinados como en la época de Guibeá. Dios recordará sus pecados y por eso los castigará.
10 «Cuando creé a Israel, ellos eran como uvas en medio del desierto. Sus padres eran como los primeros higos de la higuera al comienzo de la estación. Pero después, ellos se fueron a Baal Peor y se dedicaron a hacer cosas vergonzosas. Se volvieron igual de detestables que los dioses que adoraban.