1 Había un hombre rico e importante que vivía en Belén. Su nombre era Booz. Como era pariente de Elimélec, era uno de los que tenían que cuidar de Noemí.
2 Un día, Rut, la moabita, le dijo a Noemí: —Voy a buscar a alguien que sea bueno conmigo y me deje recoger las espigas de cebada que los trabajadores dejan en el campo. Entonces Noemí le respondió: —Sí, ve y hazlo, hija mía.
3 Así que Rut salió de inmediato y empezó a recoger espigas detrás de los trabajadores, y resultó que justamente ese campo pertenecía a Booz, el familiar de Elimélec.
4 Al rato Booz llegó de Belén y saludó a los trabajadores, diciendo: —¡Que el SEÑOR esté con ustedes! Y ellos respondieron: —¡Que el SEÑOR lo bendiga!
5 Luego Booz le preguntó al encargado de los trabajadores: —¿De qué familia es esta muchacha?
6 El capataz le contestó: —Esa es la joven moabita, la que vino con Noemí.
7 Me pidió que la dejara ir detrás de los trabajadores para recoger espigas. Vino aquí temprano en la mañana y hasta ahora no ha descansado ni un momento. Vive en esa casa que está allá.