2 Luego Booz convocó a diez de los ancianos líderes del pueblo y les dijo: —Siéntense. Entonces ellos se sentaron.
3 Booz le dijo al otro pariente: —Noemí, la mujer que acaba de llegar de Moab, está vendiendo la tierra que perteneció a nuestro pariente Elimélec.
4 Decidí informarte de eso delante de estos líderes ancianos del pueblo para ver si deseas comprar esa tierra. Tú eres el pariente más cercano y tienes ese derecho. Si tú quieres redimirla, entonces redímela. Si no, dímelo, pues yo soy el siguiente pariente más cercano. Entonces el otro pariente, el más cercano, dijo: —Yo la redimiré.
5 Entonces Booz le dijo: —Cuando le compres la tierra a Noemí, comprarás también a Rut, la mujer moabita, para restaurar el nombre del difunto en su herencia.
6 Al oír esto, el pariente respondió: —Yo no puedo redimirla, pues arruinaría mi propia herencia. Así que como yo no puedo redimirla puedes redimirla tú para ti mismo.
7 En aquellos días en Israel se acostumbraba quitarse un zapato y entregarlo a la otra persona a manera de factura por el intercambio de bienes o por redimir la tierra.
8 Entonces cuando el pariente le dijo a Booz: «Puedes redimirla tú para ti mismo», se quitó un zapato y se lo dio a Booz.