5 Por el contrario, el SEÑOR es justo en esa ciudad. Él no hace nada malo y todos los días demuestra su justicia. Sí, él es siempre justo en sus decisiones. Nunca hace nada cruel o perverso.
6 «He destruido a las naciones; sus torres han sido demolidas. He destruido sus calles para que nadie pase por ellas. Sus ciudades han sido destruidas para que ya nadie viva en ellas.
7 Pensé que al decirte eso sentirías temor de mí y aprenderías la lección. Pensé que así nunca olvidarías mi disciplina. Pero lo que sucedió fue que se llenaron de ganas de hacer más maldades.
8 »Por eso, espérenme, dice el SEÑOR. Esperen el día en que me levante para darles su castigo. He decidido reunir a las naciones y reinos, para castigarlos a ustedes y mostrarles lo mal que me siento; para mostrarles toda mi ira. Sí, el fuego de mi ira quemará la tierra entera.
9 En aquel tiempo purificaré los labios de todos los pueblos y haré que gente de otras naciones invoque el nombre del SEÑOR. Así, todos podrán servirme como si fueran uno solo.
10 Aún desde más allá de Etiopía mi pueblo dispersado vendrá pidiéndome ayuda; ellos me traerán la ofrenda que me pertenece.
11 Jerusalén, en aquel tiempo ya no sentirás vergüenza por todos los pecados que cometiste en mi contra. Sacaré de ti a los que se creen tan importantes y no quedarán más arrogantes en mi monte santo.