9 Ese día, el SEÑOR será el Rey de toda la tierra. El SEÑOR será el único Dios que la gente adorará.
10 Toda la tierra alrededor de Jerusalén será transformada y quedará vacía como el desierto del Arabá. Será como un desierto desde Gueba hasta Rimón, al sur de Jerusalén. En cambio, Jerusalén será reconstruida y será habitada desde la puerta de Benjamín hasta la primera puerta, o sea la puerta de la Esquina, y desde la torre de Jananel hasta las bodegas de vino del rey.
11 La gente irá a vivir a esa ciudad y nunca más habrá enemigos en ella. Jerusalén vivirá segura.
12 Este será el castigo que el SEÑOR llevará a todas las naciones que lucharon en contra de Jerusalén: El cuerpo de sus enemigos se pudrirá en vida. Sus ojos se pudrirán en sus cuencas y su lengua se pudrirá en su boca.
13 El SEÑOR hará que sientan pánico. Lucharán entre ellos mismos y tratarán de matarse unos a otros.
14 Incluso Judá luchará en Jerusalén y las riquezas de todas las naciones alrededor de la ciudad serán recolectadas. Se recolectará todo el oro, toda la plata y todas las prendas de vestir.
15 Los caballos, las mulas, los camellos y los burros, todos los animales de los enemigos sufrirán el mismo castigo.