16 Así sabemos que Dios nos ama y confiamos en el amor que él nos tiene. Dios es amor. El que permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él.
17 De esta manera, el amor alcanza su plenitud en nosotros, y así podremos estar seguros en el día del juicio. Tenemos esa confianza porque como Jesús es, así somos nosotros en este mundo.
18 El amor no sufre del miedo. Por el contrario, el amor que es maduro echa fuera el miedo, pues el miedo tiene que ver con el castigo. Así que el que sufre del miedo, todavía tiene que madurarse en el tema del amor.
19 Nosotros amamos porque Dios nos amó primero.
20 Si alguno dice que ama a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso. Porque si no ama a su hermano, a quien puede ver, mucho menos va a amar a Dios, a quien no puede ver.
21 Dios nos dio este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano.