3 ya que han saboreado lo bueno que es el Señor.
4 Acérquense al Señor Jesús, quien es la piedra viva, rechazada por los hombres, pero elegida y de mucho valor ante Dios.
5 Ustedes también son como piedras vivas que Dios utiliza para construir un templo espiritual. Ustedes sirven a Dios en ese templo como sacerdotes santos, y por medio de Jesucristo ofrecen sacrificios espirituales agradables a Dios.
6 Pues así también dice la Escritura: «Miren, pongo en Sion la piedra principal, elegido por su mucho valor. El que confíe en esa piedra, no será defraudado».
7 Para ustedes los que creen, esa piedra les dará honra; pero en cuanto a los que no creen: «La piedra que los constructores rechazaron se ha convertido en la piedra principal».
8 Para los que no creen, esa piedra también es: «Una piedra de tropiezo y roca de escándalo». Tropezaron porque no obedecieron el mensaje; eso es lo que Dios tenía planeado para ellos.
9 Pero ustedes son un pueblo elegido por Dios, sacerdotes al servicio del Rey, una nación santa, y un pueblo que pertenece a Dios. Él los eligió para que anuncien las poderosas obras de aquel que los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa.