9 Hermanos, sé que ustedes recuerdan lo duro que trabajamos día y noche. No quisimos ser una carga para ustedes, por eso no les pedimos ningún salario por nuestro trabajo de anunciarles las buenas noticias de Dios.
10 Ustedes y Dios son testigos de que cuando estuvimos con ustedes, los creyentes, nos comportamos de una manera santa, justa y honesta.
11 Ya saben muy bien que nosotros tratamos a cada uno de ustedes como un padre trata a sus propios hijos.
12 Los exhortamos, consolamos y animamos a vivir de una manera que honre a Dios, quien los invita a entrar en su reino y en su gloriosa presencia.
13 Siempre damos gracias a Dios por la manera en que ustedes aceptaron el mensaje de Dios, porque no lo recibieron como palabras humanas. Lo recibieron como es en realidad: la palabra de Dios, y ese mensaje está actuando con poder entre ustedes los que creen.
14 Hermanos, ustedes siguieron el ejemplo de las iglesias de Dios que pertenecen a Jesucristo que están en Judea. Allí, el pueblo de Dios sufrió mucho a causa de los otros judíos, y lo mismo ha pasado con ustedes, pues han sufrido mucho a causa de sus propios compatriotas.
15 Ellos mataron al Señor Jesús y a los profetas, y a nosotros nos obligaron a abandonar el país. Ellos no agradan a Dios y están en contra de todos los seres humanos.