3 Les envío a los hermanos porque no quiero que todo lo bien que he hablado de ustedes sea en vano. Quiero que ustedes estén preparados como les dije a ellos que estarían.
4 Si algunos de Macedonia vienen conmigo y resulta que ustedes no están preparados, sería una vergüenza para nosotros por haber confiado tanto en ustedes, por no mencionar la vergüenza que sería para ustedes mismos.
5 Por eso me pareció necesario pedirles a los hermanos que fueran a verlos para que antes de que lleguemos se aseguraran de tener lista la ofrenda que prometieron. Eso hará que sea una ofrenda hecha voluntariamente y no por obligación.
6 Recuerden esto: el que siembra poco, cosecha poco, pero el que siembra mucho, cosecha mucho.
7 Cada uno debe dar lo que en su corazón ha decidido dar y no lo haga con tristeza ni por obligación. Dios ama a los que dan con alegría.
8 Dios tiene el poder de darles más bendiciones de las que necesitan para que siempre tengan lo suficiente para ustedes y también para que puedan ayudar generosamente a toda buena causa.
9 Así como está escrito: «El justo siembra sus bienes, da a los pobres. Nunca deja de hacer lo que es justo».