1 Después de esto, vi a otro ángel que bajaba del cielo con gran poder y la tierra se iluminó con su esplendor.
2 El ángel gritó muy fuerte: «¡Ha sido destruida! ¡La gran ciudad de Babilonia ha sido destruida! Ahora es un lugar para los demonios, un lugar para toda clase de espíritus malignos. Una ciudad llena de aves impuras y de toda clase de animales sucios y abominables.
3 Pues ella hizo que todas las naciones bebieran del vino de su pecado sexual y de la ira de Dios. Los reyes de la tierra se acostaron con ella. Los comerciantes se hicieron ricos con la extravagancia de sus lujos».
4 Después oí otra voz del cielo que decía: «Pueblo mío, sal de esa ciudad para que no compartas sus pecados. Así no sufrirás ninguno de los desastres que llegarán a ella.
5 Los pecados de esa ciudad han llegado hasta el cielo. Dios no ha olvidado todo lo malo que ella hizo.
6 Trátenla como ella trató a los demás, y páguenle con el doble de lo que hizo. Prepárenle un vino dos veces más fuerte que el que ella preparó para los demás.