27 para presentársela a sí mismo como una novia, llena de esplendor y belleza. Cristo murió para que la iglesia fuera pura, sin mancha ni arruga, ni nada semejante.
28 El esposo debe amar a su esposa así como ama a su propio cuerpo; el que ama a su esposa, se ama a sí mismo
29 porque nadie odia a su propio cuerpo. Todo lo contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo cuida a la iglesia
30 porque formamos parte de su cuerpo.
31 «El hombre dejará a su papá y a su mamá para unirse a su esposa y los dos serán un solo ser».
32 Este es un misterio muy grande pero tiene que ver con Cristo y la iglesia.
33 En todo caso, cada uno de ustedes ame a su mujer como a sí mismo, y la mujer respete a su marido.