1-2 Estimadas iglesias de la provincia de Galacia: Los saludo yo, el apóstol Pablo, y también los saludan los hermanos que están conmigo. No fui nombrado ni enviado como apóstol por ningún ser humano, sino por Jesucristo y por Dios Padre, quien resucitó a Jesús de la muerte.
3 Pido a Dios que disfruten siempre del generoso amor y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
4 Jesús entregó su vida para librarnos de nuestros pecados según el deseo de Dios nuestro Padre para rescatarnos de esta época de maldad en que vivimos.
5 Que se honre a Dios por toda la eternidad. Así sea.
6 Me parece increíble que ustedes tan pronto le estén dando la espalda a Dios, quien los llamó a través del generoso amor de Cristo. Están desertando de Dios para aceptar unas buenas noticias diferentes a las que les anunciamos.
7 En realidad no hay otras buenas noticias, sino que hay algunos que los están confundiendo. Ellos quieren cambiar las buenas noticias acerca de Cristo.
8 Pero ¡ojo! si nosotros o un ángel del cielo les anuncia otras buenas noticias diferentes a las que les anunciamos, ¡que Dios lo condene!