15 Nosotros somos judíos de nacimiento y no nacimos pecadores que es como le decimos a los que no son judíos.
16 Sin embargo, sabemos que nadie consigue estar bien con Dios por actos de obediencia a una ley. Dios aprueba sólo a los que tienen fe en Jesucristo. Por eso hemos puesto nuestra fe en Jesucristo, para estar bien con Dios. Somos aprobados por Dios por nuestra fe en Cristo, no por actos de obediencia a una ley, porque nadie consigue estar bien con Dios por actos de obediencia.
17 Nosotros, los creyentes que somos judíos, acudimos a Cristo para estar bien con Dios. Eso demuestra que también nosotros somos pecadores. ¿Entonces es Cristo el que nos hace pecadores? ¡Nada de eso!
18 Lo que sí estaría muy mal es que yo enseñara otra vez lo que ya he abandonado.
19 Ya no vivo para la ley, pues he muerto para ella. La ley misma me mató, pero al morir para la ley, puedo ahora vivir para Dios. Es como si yo mismo hubiera sido clavado en la cruz con Cristo.
20 Ahora ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y mientras vivo en este cuerpo, vivo por fe en el Hijo de Dios, quien me amó y entregó su vida para salvarme.
21 Así que yo no voy a rechazar el generoso amor de Dios. Pues si por la ley fuera posible que estuviéramos bien con Dios, entonces la muerte de Cristo no serviría de nada.