10 También dice: «Al principio tú, Señor, hiciste la tierra y tus manos hicieron el cielo.
11 Todo esto desaparecerá, pero tú permanecerás. Todo se desgastará como la ropa.
12 Lo doblarás como se dobla un abrigo y lo cambiarás como cambiarse de ropa. Pero tú nunca cambias, y tu vida nunca terminará».
13 Dios nunca le dijo a ningún ángel: «Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos bajo tu poder».
14 Todos los ángeles no son más que espíritus al servicio de Dios, y son enviados para ayudar a los que recibirán la salvación.