6 Pero Cristo dirige la casa de Dios como un hijo fiel. Somos la familia de Dios siempre y cuando nos mantengamos seguros y confiados de hablar abiertamente de la esperanza que tenemos.
7 Pues el Espíritu Santo dice: «Si escuchan hoy la voz de Dios,
8 no se opongan como antes, cuando se rebelaron contra él, el día en que lo pusieron a prueba en el desierto.
9 Durante cuarenta años sus antepasados vieron las obras que hice en el desierto; sin embargo, me pusieron a prueba, se me agotó la paciencia que les tenía
10 y por eso me enojé con ese pueblo. Dije: “Sus pensamientos siempre están equivocados y nunca han entendido mis enseñanzas”.
11 Como estaba enojado hice una promesa: “Ese pueblo nunca entrará a disfrutar de mi reposo”».
12 Tengan cuidado, hermanos, de que en ninguno de ustedes se esconda la maldad ni la falta de fe como para darle la espalda al Dios viviente.