39 Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén, pero los judíos lo mataron, colgándolo en un madero.
40 Sin embargo, Dios lo resucitó de la muerte al tercer día y lo dio a conocer abiertamente.
41 Pero no a todo el mundo, sino sólo a los testigos que Dios había elegido para que lo vieran. Nosotros somos esos testigos, comimos y bebimos con él, después de que resucitó.
42 Jesús nos ordenó anunciar estas buenas noticias a la gente, y nos envió para que diéramos testimonio de que él es el elegido por Dios para ser Juez de vivos y muertos.
43 Todos los profetas dan testimonio de que esto es verdad: al que crea en Jesús se le perdonarán sus pecados por medio de su nombre.
44 Mientras Pedro estaba hablando, el Espíritu Santo cayó sobre los que estaban escuchando el mensaje.
45 Los creyentes judíos que vinieron con Pedro estaban asombrados porque el Espíritu Santo se había derramando como un don sobre los que no eran judíos.