22 En esas ciudades, fortalecieron a los seguidores y los animaron a seguir fieles, diciéndoles: «Para entrar al reino de Dios tenemos que sufrir mucho».
23 Pablo y Bernabé nombraron ancianos líderes en cada iglesia. Después de orar y ayunar, Pablo y Bernabé los encomendaron al Señor, en quien habían creído.
24 Pablo y Bernabé pasaron por la región de Pisidia y entraron a la región de Panfilia.
25 Anunciaron el mensaje en la ciudad de Perge y luego fueron a la ciudad de Atalía.
26 De allí, fueron en barco hasta Antioquía de Siria, de donde los habían encomendado al generoso amor de Dios para el trabajo que ahora terminaban.
27 Cuando llegaron, reunieron a la iglesia y le contaron todo lo que Dios había hecho con ellos. Les contaron que Dios había abierto una puerta para que los que no son judíos también pudieran creer.
28 Pablo y Bernabé se quedaron allí con ellos por mucho tiempo.